Hace tiempo que vengo dándole vueltas a esto.
Cuando tramé la idea del blog estuve barajando la posibilidad de orientarlo hacia tres temáticas totalmente diferentes: una, la que al final decidí, que es la de escribir sobre esas cosas cuquis y detalles bonitos, creatividad ajena y demás ‘gominos’ que taaaaanto me gustan. No sé si lo hago bien, mal o peor, pero eso fue lo que decidí y chinpum.
La dos, fue la de escribir, sin demasiada dirección ni cortapisas, sobre todo aquello que se me pasase en un momento dado por la cabeza y que me apeteciese compartir. En resumen, hacer lo que me diera la real gana sin ceñirme a un guión o a unas expectativas concretas.
Pero esto segundo me dio vergüenza. Y me dio miedo. Me dio vergüenza porque pensé que era demasiado ‘heavy’ contar así, sin más, de forma gratuita y a los cuatro vientos, mis pensamientos, mis reflexiones o, simplemente, mis chorradas existenciales. Y me dio miedo porque pensé que quizá llegaría el día en el que no tendría nada nuevo -o mucho peor todavía, interesante- que decir. ¿Y qué pasaría entonces?
La tercera, fue escribir capítulo a capítulo -post a post, vaya- algún relato o historieta que se me ocurriera, pero de un modo más espontáneo, dejando volar la imaginación y sin tener ningún final ya pensado. Pero lo descarté porque tampoco me encontraba en un momento de genialidad literaria.
Tras estas parrafadas apasionantes, lo que vengo a deciros es que he decidido completar gominos con la alternativa 2: la de escribir lo que me de la gana, sobre el tema que me de la gana y de la manera que me de la gana. ¿Y por qué? Porque me da la gana, básicamente.
Todos estos post los podréis encontrar en una nueva sección que se llama -adivinad- Lo que me da la gana. No serán los más frecuentes, ya que lo que a mí me gusta es hablar de cosas cuquis, que es la esencia de este blog, pero estad preparados porque puede llegar en cualquier momento. He dicho.
Paz, amor…Y el Plus pal salón.