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Hoy he leído un artículo de un blog que me encanta y para el que siempre trato de sacar un hueco. Se trata de Fitness Revolucionario.

Su autor, Marcos, cuenta en la bio del blog cómo en un momento de su vida, cansado de la típica rutina de gimnasio, aburrida y sin grandes resultados, comenzó a investigar, a leer medio millón de libros sobre la materia, a preguntar a expertos en el tema. Y fue así como su sistema de entrenamiento, su enfoque y, en general, su visión sobre el mundo del fitness y de la nutrición dio un giro de 360º. Asegura que ganó más musculatura en 6 meses que en todos sus años de gimnasio.

Pero un día en un museo, viendo las imponentes esculturas clásicas, me vino a la cabeza la idea de entrenar como ellos. Si en aquella época no existían máquinas de ejercicios, ni sofisticados aparatos, ¿cómo lograban esos cuerpos?

Si te paras a leer cualquiera de sus post, seguramente te encuentres con ideas que van en contra de lo que siempre has pensado o has escuchado decir durante años a gente de toda índole: padres, médicos, nutricionistas y endocrinos, compañeros de trabajo, etc. Como que hay que tener cuidado con el número de huevos que se comen a la semana porque se te dispara el colesterol. O que hay que prescindir o restringir al mínimo algunos tipos de grasas saturadas, porque aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, como las del coco o el aguacate. Y te sorprenderás al comprobar que no lo dice por decir y sin ningún fundamento, sino que todas sus opiniones están argumentadas con rigor y respaldadas por estudios científicos.

Hasta aquí la introducción. Hoy me gustaría que leyerais este artículo sobre el aceite de coco.

Algunos ven el aceite de coco como el demonio en forma líquida. Después de revisar muchos estudios veremos que está más cerca de ser un regalo divino

Puedo confirmar con mi propio testimonio que lo que cuenta es cierto. Desde el mes de septiembre he introducido algunas novedades en mi dieta, como cocinar con aceite de coco (aunque sin dejar de lado esa maravilla que es el aceite de oliva) o desayunar huevos con bacon prácticamente a diario acompañados de buenas cantidades de verdura. La semana pasada me hice mis primeros análisis de sangre desde que adopté estos cambios y los resultados no han podido ser mejores: sana como una manzana, colesterol del malo bajito y colesterol del bueno por las nubes.

Hoy escribo un post bastante distinto de lo que suele ser la tónica habitual. Voy a dejar de lado durante unas líneas mi faceta más ‘cuqui’ para hablaros de la más peculiar. Pero luego vuelvo a la cuqui, no preocuparse.

Hace algunos años yo era vaga, deportivamente hablando. Sí, vaga. Salvo la gimnasia del cole e ir a los sitios andando, no movía el trasero para practicar ningún deporte. Eso cambió radicalmente cuando, a eso de los 24, descubrí que mi imperturbable figura de adolescente ya no era tan imperturbable, y que había que empezar a darle candela al tema.

Y así fue como comencé con la aventura del gimnasio, al principio un poco ‘mecánico’ y estándar: máquinas y aparatos coñazo -con todo mi respeto para los usuarios de estas máquinas y aparatos coñazo- peso bajito para no hacernos daño y… pa casa. Poco a poco decidí que las máquinas no eran lo mío y que mi vida gimnástica necesitaba un poco más de emoción, de esfuerzo y de vidilla… Y así fue como comencé a descubrir el verdadero lado molón y de reto de un buen entrenamiento: las clases colectivas.

¿Por qué molón? Porque dejas de interactuar con un cacharro para comenzar a hacerlo con un montón de gente, y eso cambia radicalmente la historia ¿Y por qué de reto? Porque en ellas trabajas el cuerpo de manera funcional -todo el cuerpo al mismo tiempo- y no de forma aislada como con las máquinas, y porque cuando acabas la clase la sensación de satisfacción por habértelo currado al máximo te invade. A la gente le sigue pareciendo ‘raro’ ver a una chica levantar una barra con peso, y rápidamente te tachan de ‘machuzo pastoril’, como diría mi amiga Susana. A las que pensáis eso os animo a que lo probéis, a que os metáis en el mundillo de las clases colectivas (Body Pump, Body Balance, Body Attack, Body Combat, spinning, Step, y si queréis dar un paso más, Crossfit) y en concreto a las que implican levantamiento de peso, y empecéis a mover el culo, porque a parte de notar cambios en tu cuerpo y descubrir que tienes brazos, piernas, hombro, espalda y hasta abdominales, son una terapia estupenda para dejar las preocupaciones y los malos rollos aparcados durante unas horitas, que no viene nada mal.

Después de todo este rollamen que os acabo de echar, voy al grano: Nike. Me declaro una gran fan de esta marca. La ropa que tienen para practicar deporte, a parte de variada -running, baloncesto, fútbol, training- y súper cómoda para el gym, es chulísima. También es cara, las cosas como son, pero ya sabemos todos que es una característica de estas grandes marcas. ¿Solución? Viaja a USA, allí es barata, y hazte con un arsenal. Viaje + deporte, me lo quitan de las manos…

Para chica tienen auténticas monadas y doy fe de que, psicológicamente, esto ayuda. Consejo: olvídate de tu camiseta tamaño XXL con la publi del súper de la esquina y de esos pantalones jórribols que te dan pereza con solo mirarlos y SIÉNTETE GUAPA PARA IR AL GYM. No hablo de ir maquillada, ni de pasar por la pelu -sé guapa, no ridícula- pero busca ropa que te motive y con la que no te sientas un espantajo, sino cómoda y a gusto. De verdad, ayuda mucho.

En esta línea, las que practicáis pilates, yoga o cualquier disciplina que requiere ir descalzo, porque el agarre y el equilibrio del pie desnudo es muchísimo mejor que con una zapatilla, me entenderéis cuando os digo que a veces…Te lo piensas. Sale esa voz de nuestra madre que todas llevamos dentro y que entra en acción cuando vas a un baño público y te dice ‘No te sientes en la taza!!!!’ o ‘No andes descalza!!!’. Nike, que piensa en todo, se ha dado cuenta de este detalle y ha creado las Nike Studio Wrap que, sin paños calientes, SON FANTÁSTICAS.

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Mitad zapatilla, mitad bailarina, el resultado es un calzado seguro y cómodo, sin perder la sensación de contacto con el suelo. Y son taaaaaaaaaaaaaan bonitas…

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Los lazos son opcionales, si lo prefieres puedes quitarlos e ir únicamente con la base de la zapatilla, aunque lo realmente especial del modelo es el lazo…no?

Disponibles en negro o fúcsia, podrán ser tuyas por 86€ a partir de la primavera del año que viene. Sé que queda un rato, pero no podía aguantarme más las ganas…

En resumen, que practiques deporte y que te dés de vez en cuando algún capricho ‘textil’. Estrenar modelito para el gym también mola.

Buena semana!