Buenas noches de miércoles lluviosos,
No acostumbro a postear de noche, porque supongo que tendréis cosas mejores que hacer a estas horas que leerme, pero la inspiración ha venido a mí sin comerlo ni beberlo. Y os tenéis que aguantar, que por eso me queréis.
Pero tranquilos, porque no os voy a robar más que unos pocos minutos. Tan solo una breve entrada, más visual que textual, para enseñaros unos cuadernos re-bonicos que cada día me chiflan más y más.
Para poneros en contexto, he de confesaros que, desde pequeña, soy una tarada de la papelería: cuadernos, bolis, folios de colores, rotuladores, post-it, etc. Nunca era suficiente. No había emoción mayor que entrar a la papelería que estaba al lado de mi casa, recién salida del cole, y babear observando la cantidad de chuminadas -uso este calificativo a pesar de que a mi querida Lugrís, cuando lo lea, se le van a abrir las entrañas- que plagaban las estanterías.
Yo era feliz portadora de esa repelencia de apuntes de clase con letra inmaculada, bien redondita, cada cosa en su sitio, plagados de colores, cada uno asignado escrupulosamente a un cometido. No había guión sin sentido, ni subtítulo sin título previo. Todo controlado. Esa era yo.
Era repelente a la hora de cogerlos (experimentaba un auténtico placer al pasarlos a limpio. Con calma, deleitándome y recreándome en la construcción de una auténtica obra de arte papelística), pero encantadora y prestamista a los más vagos de la clase, que conste.
No me enrollo más. La marca es Paper Blanks, y seguro que a muchos os suenan porque los venden en El Corte Inglés, tienen un córner reservado, generalmente junto al de Moleskine. Hay de todas clases, tamaños y diseños. Diarios, agendas, libretas de direcciones…Ideales para regalar o regalarse.
Echadle una ojeada a la web y deleiratos con la gran variedad que tienen.
Buenas noches a todos!